En 2016, tras ser defenestrado como secretario general del PSOE, Pedro Sánchez anunció con voz quebrada que tomaría su Peugeot 407 diésel para recorrer España y escuchar a la militancia socialista. La imagen era poderosa: un líder humilde, derrotado pero resiliente, al volante de un coche modesto, dispuesto a reconquistar su partido pueblo a pueblo. Así nació el relato de la “banda del Peugeot”, un grupo de fieles —José Luis Ábalos, Koldo García, Santos Cerdán y, en ocasiones, Adriana Lastra— que supuestamente acompañaban a Sánchez en esta odisea por las carreteras españolas. El hashtag #yoviajoconpedro y las fotos en gasolineras reforzaban la épica de un viaje que, según Sánchez, era la base de su resurrección política.
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